Nuestro sueño

Nunca dejes de soñar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad

lunes, 25 de mayo de 2015

ST LOUIS

Llevamos todo el día dando vueltas por Nueva Orleans, nos hemos despertado super pronto y hemos ido a dar un paseo por el pulmón verde de esta ciudad. Nos apetecía tomarnos un pequeño descanso después de varios días sin parar ni para comer. No hemos podido evitarlo y nos hemos pasado tres pueblos con la comida...



gumbo


Paula, Carmen y Patricia han decidido comerse un plato de GUMBO, que es lo que observamos a nuestra derecha... ELLAS NO DABAN CRÉDITO, decían que era un manjar de Dioses, es una sopa estofada con arroz y caldo, y contiene una cantidad enorme de marioscos... GAMBAS, MEJILLONES... AUNQUE TAMBIÉN POLLO Y VERDURAS COCINADAS



Ana y yo hemos preferido inflarnos a BEIGNETS, porque somos golosas donde las haya y no podemos resistirlo. ¿ALGUNA VEZ HASBÉIS PROBADO ESTOS BUÑUELOS FRANCESES? Nosotras hoy los hemos comido hasta reventar!!!! Parecíamos chocobolas!!!!

      


Y por último, Paula y Alba, han decidido cogerse CAJÚN, que son tomates fritos en una GRANDÍSIMA PELICULA DE ACEITE Y HARINA, pero hay que decir, que estaba riquísimo.




Esta tarde, hemos ido a visitar LA CATEDRAL DE ST LOUIS, que vista desde fuera, más que una catedral parecía un palacio. Es uno de los edificios más altos del barrio y es conocida en todo el mundo como símbolo de Nueva Orleans.

Aunque si tuviera que elegir, entre la imagen de fuera y la de dentro, no sé con qué me quedaría, fijaros, qué vistas tan impresionantes...

La Catedral de San Luis es la iglesia católica romana más antigua de las que siguen en activo de Estados Unidos. Su construcción se finalizó en 1727 y se consagró a Luis IX, el devoto rey francés que fue canonizado poco después de su muerte. En el siglo XVII el edificio original tuvo un incendio, al que siguieron muchos años de reconstrucción y remodelación. La estructura actual se completó en 1850.

Siempre que no se esté celebrando ninguna misa, funeral o boda, el interior de la catedral está abierto a las visitas. Hemos cogido un folleto a la entrada, a cambio de dar nuestro pequeño donativo. 

Cuando entras en esta Catedral, las numerosas obras de arte invaden tu mente, cada segundo que pasa sirve para darte cuenta de algún detalle que hace momentos no habías observado. Las vidrieras, las pinturas, son esplendidas y se encuentran en un estado que no  podría si quiera describir. 

Recuerdo a Ana entrando, llevaba la boca tan abierta, que se ha chocado con un turista Francés y ni siquiera se ha percatado de que éste le ha sonreído. Parecía aquello la típica película americana. Aunque he de reconocer, que ha tardado pocos segundos en darse cuenta que era el tipo de chico que le gustaba, y ha reaccionado a tiempo devolviéndole la sonrisa. Luego, ambos, invadidos en un mundo como aquel, han entrado  hacia el altar que se encuentra en la parte delantera de la iglesia, con nuestras respectivas carcajadas silenciosas, puesto que no sabíamos a quien hacía más caso, si a St Louis o a André, su maravilloso hombre de pelo rubio, con una tez morena y ojos color verdosos. Debía medir aproximadamente metro noventa, y no lo sabemos porque nos paráramos mucho a mirarlo, sino porque en la media hora de regresar a casa, solo se escuchaba su nombre: ANDRÉ. Creo que después de varias horas de despedirse, aún no se han quedado sin tema de conversación, y eso que ni el habla español, ni ella entiende muy bien el Francés. 

Cuando salíamos de St Louis, no hemos podido evitar comprarnos un pequeño detalle para recordarlo, y Patricia, tan maravillosa como siempre, ha decidido donar, más de 100 euros para que la iglesia se mantenga siempre tan preciosa. 

Cuando estaba acabando de hacer su cheque, se ha quedado observando como todas estábamos riéndonos a carcajada limpia, al ver a Ana comprar una libreta de notas, para apuntar el número de André, ya que su querido Iphone, está en el hotel, que se lo dejó en casa como otras tantas veces. 

Al conseguir separar por fin, A Ana de André, y viceversa, hemos ido hacia la cercana Royal Street, para admirar la parte menos conocida de la catedral. Lo cierto es que es una calle maravillosa: 

Y por insistencia de nuestra querida Paula, hemos acabado comprando unos bocadillos de un viejo supermercado,  y es que bueno, ya la conoceréis... No se le puede sacar de casa. 

Con todo mi amor, besitos. Raquel,

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